Tomado del ebook “El poder de las sinergias – recargado” en amazon.com

Uno de los grandes desafíos que presentan los países denominados “emergentes”, especialmente en nuestra geografía, está enmarcado en la necesidad de desarrollar una cultura profesional del proceso emprendedor, y esto porque encontramos, sobre todo en las economías con las tasas más altas de crecimiento, que tienen su gran dinamizador en la actividad de los emprendedores, siendo las empresas que generan la mayor cantidad de nuevos empleos, transformaciones económicas e innovación, donde encontramos que el aporte desde los emprendimientos superan niveles del 80 y 90 por ciento. Todo esto nos lleva a reafirmar que, ahora, más que nunca, nuestros países necesitan del proceso emprendedor para desarrollarse.

No solo planteamos soluciones orientadas al mejoramiento en el proceso de consolidación, entender aún más el proceso emprendedor y su problemática y potencializar su capacidad y así mejorar sus probabilidades de éxito, sino promover el fortalecimiento de las comunidades, del trabajo colaborativo que lleve a poder compartir aún más las experiencias de otros, de apoyarnos en el camino de acompañamiento, de aprender de manera colaborativa a afrontar los retos que se nos presenten, de compartir, de manera generosa nuestras experiencias y puntos de vista que nos enriquezcan el proceso de aprendizaje y ejecución, en otras palabras “el poder de las sinergias”.

Con esto podemos ver cómo las sinergias debe hacer parte del ADN de todo emprendedor, no solo por un concepto de economía colaborativa, sino como una elemento que logre mayores diferenciadores al poder fortalecer la comunidad donde entre esa red de emprendedores se puedan alcanzar economías de escala, optimización de recursos y muchos beneficios adicionales, contando entre estos uno muy importante, el fortalecimiento del ser humano.

El emprendimiento es un componente vital del crecimiento y del desarrollo socioeconómico de un país no solo al convertirse en el catalizador de la innovación, el talento y la creatividad de los mercados, lo cual genera ganancias en materia de productividad, sino en la alternativa de todos los involucrados en proyectar nuevos escenarios de desarrollo, de atención al mercado, de generar riqueza para toda la cadena de abastecimiento.

Todos podemos crear la forma de pensar que nos lleva a influenciar en como sentimos. No podemos cambiar la realidad, pero si podemos cambiar la manera en que revaluamos y enfrentamos esa realidad y que mejor rodeados de personas de valor, personas interesadas en nuestro bienestar y todos pensando en un propósito común, el fortalecimiento empresarial, social y personal.

Hoy en día el emprendimiento, más que una tendencia y solución de reactivación económica, desarrollo de alternativas de reactivación personal y profesional, se ha querido manejar como una moda, como un término que puede aplicar en todos los entornos empresariales, programas gubernamentales y privados como una solución a la difícil situación que puedan estar viviendo las personas, en parte por las secuelas que nos ha dejado la pandemia del COVID-19, en parte por el mismo deterioramiento de las oportunidades que están teniendo las personas para su autosostenibilidad.

Pero si logramos llevarlo más allá, seguramente lograremos un impacto mayor, sostenible en el tiempo, pero sobre todo con un impacto social inimaginable, entendiendo el impacto social no solo en la generación de empleo, sino en el mejoramiento de calidad de vida, reconversión productiva y apoyando la “ampliación” de la “vida productiva” de las personas que llegan a cierta edad y que en muchas ocasiones se reducen sus oportunidades laborales y ven en el emprendimiento una alternativa de generación de ingresos y de mantenerse activos, productivos y potencializando todo ese conocimiento de años de experiencia en sus propios negocios, llevar a cabo  ese sueño que tuvieron por mucho tiempo “adormilado”.

A la luz de lo anterior, nuestros países han entendido el papel de la innovación y el emprendimiento en el crecimiento del país, que ha dado un alto dinamismo al desarrollo de políticas públicas tendientes a promover y apoyar este tipo de procesos, a la vinculación del sector privado y académico, como actores activos en esta reconversión productiva.

Es nuestro deseo orientar a los emprendedores latinoamericanos que buscan fortalecer el desarrollo, la consolidación y la sostenibilidad de emprendimientos dinámicos y con potencial de crecimiento regional que entiendan el valor de los procesos formales que debemos llevar adelante, aunque el nacimiento de más del 75% de los emprendimientos surge o de una necesidad específica, o de una habilidad particular de ejecución por parte del gestor, este proceso formal puede ejecutarse en cualquier momento de madurez; si lo hacemos en el momento de nacimiento del emprendimiento, como una herramienta de estructuración eficiente desde el comienzo; si ya el proyecto está en una etapa más avanzadas, como estrategia de consolidación y fortalecimiento operativo, y si ya está en un nivel avanzado de comercialización y posicionamiento, como espacio para promover la expansión y búsqueda de eficiencias productivas.